...a través de Bertha Dudde - 04.01.1950
BD 4812 Bienaventuranza del alma sólo en unión con Dios …

Sólo en la unión Conmigo hay bienaventuranza. En la Tierra, sin embargo, el contacto con Satanás ciertamente también puede provocar un sentimiento de felicidad en el ser humano, pero siempre serán los placeres físicos lo que deleitarán al ser humano pero en el que el alma no tiene parte. El alma encuentras su bienaventuranza y su paz sólo en la unión Conmigo, porque es espiritual, que tiene su origen en Mí y por eso nunca pierde el sentimiento de pertenecer a Mí, pero no es consciente de ello como ser humano en el estado de imperfección.

Lo espiritual no puede satisfacerse con los placeres mundanos, y el alma es repelida por el cuerpo a causa de la materia, por lo que el caparazón del alma, que es en sí mismo espiritual, se vuelve densa y ahora se hunde en un estado de muerte o sueño mientras esté rodeada por la materia y controlada por ella a través de la voluntad del ser humano. El alma podría defenderse, pero es demasiado débil y cede a los deseos del cuerpo. Pero nunca será feliz mientras el cuerpo encuentre satisfacción de sus deseos.

Mi cercanía le trae la mayor felicidad. Ella se esfuerza hacia Mí una vez que ha sentido Mi presencia, una vez que haya encontrado la unión Conmigo a través de la obra de amor, porque Yo estoy presente en cada obra de amor y así ella Me atrae hacia sí cuando obra en el amor. Y ella ya no quiere perderse esta felicidad y se esfuerza cada vez con más ahínco hacia Mí. Lo que un alma encuentra en la unión Conmigo la compensa por todas la dificultades vividas durante su largo camino de desarrollo en la Tierra y de todos los sufrimientos de su vida terrenal como ser humano.

Si, ella Me está agradecida por esto, porque esto la ha llevado a la unión Conmigo. Tampoco tendrá que renunciar jamás a la felicidad de la unión Conmigo, porque nunca es posible una recaída. Puede, en efecto, cambiar el reino de la luz por la Tierra por un corto tiempo con el propósito de una misión en la Tierra, pero comparado con la eternidad esto es sólo un único momento en el que el alma es, por así decirlo, abandonada a sí misma nuevamente, pero anhela constantemente hacia arriba, hacia Mi Reino, porque inconscientemente siente lo que ha dejado allí atrás.

Sin embargo, ella acepta la encarnación en la Tierra como una obra necesaria de amor, porque es consciente de su misión y sirve a los humanos por voluntad propia para ayudarlos a alcanzar la salvación. En el espíritu, un alma así siempre habita siempre Conmigo, pero por su propio bien el recuerdo le es quitado mientras vive en la Tierra. Pero Satanás no tiene influencia sobre tal alma, porque el ella hay mucha fuerza espiritual, en ella hay mucho amor a Dios y al prójimo. Y este amor la hace buscar siempre en la Tierra la conexión Conmigo, a Quien anhela, hasta reunirse Conmigo de nuevo …

Amén